questo è un libro particolare, sembra una piccola cronaca di uno strano viaggio, insieme alla moglie Carol, poi ti distrai un attimo e ti accorgi che stai leggendo cose che la maggior parte degli scrittori neanche si sognano.
se queste poche parole sono un invito a leggere tutto Cortázar, ebbene sì, lo sono - franz
…Julio e Carol hanno anticipato
l'elogio della lentezza, nel senso che hanno vissuto la loro esperienza non in
funzione di un traguardo spazio-temporale, ma dell'esperienza imponendosi di
fermarsi in tutte le aree di sosta, creando così un percorso personalizzato,
originale e irripetibile. Esperienza che oggi - con mezzi e intenti diversi -
fanno altri utenti dell'autostrada, quelli per esempio che ad una certa ora
della notte si ritrovano all'autogrill, capovolgendo il concetto di autostrada inteso come uno dei
non-luoghi teorizzati da Marc Augé. Che luogo sia l'autostrada lo si scoprirà
leggendo questo diario scritto, con un linguaggio molto particolare, quasi come
un trattato scientifico ma con lo stupore delle fiabe corredato da disegni e
chiarimenti utili al lettore, che non può nemmeno immaginare quali sorprese,
incontri, disavventure si possono vivere su una striscia d'asfalto di ottocento
chilometri…
…A lo largo de Los
autonautas de la cosmopista, escrito visiblemente a dos manos e
ilustrado por las fotografías de Carol y los dibujos de cada parador que, más
tarde, hiciera su hijo de catorce años, Cortázar y Dunlop despliegan su asombro ante el
micromundo que cada rincón de la autopista representa para ellos. Asistimos
como lectores a los detalles tales como su aprovisionamiento de comida, los
paisajes, los cantos de los pájaros que escuchan, los camiones que se detienen
en los paradores y que por momentos les hacen compañía y por momentos los
molestan. Todo narrado con un gran sentido del humor y un “espíritu científico”
que impone respeto.
Los autonautas de la cosmopista es también una historia de amor profunda y conmovedora, entre dos personas que se entendían gracias a las palabras pero también más allá del lenguaje escrito, y que toman por sorpresa al lector con una prosa de intensa ternura. A su vez, el libro es una despedida: Carol Dunlop murió antes de poder ordenarlo y publicarlo, y Cortázar, quien también moriría un tiempo después, tuvo que terminarlo solo. Los derechos de la venta del libro fueron cedidos al pueblo de Nicaragua…
Los autonautas de la cosmopista es también una historia de amor profunda y conmovedora, entre dos personas que se entendían gracias a las palabras pero también más allá del lenguaje escrito, y que toman por sorpresa al lector con una prosa de intensa ternura. A su vez, el libro es una despedida: Carol Dunlop murió antes de poder ordenarlo y publicarlo, y Cortázar, quien también moriría un tiempo después, tuvo que terminarlo solo. Los derechos de la venta del libro fueron cedidos al pueblo de Nicaragua…
… Esas cartas de Puig las tengo
ahora al lado de las cartas de Julio Cortázar, y de un libro, Los
autonautas de la cosmopista, que es en puridad el último libro que
escribió (con Carol Dunlop, su joven mujer, a la que sobrevivió algún tiempo,
hasta que él murió en febrero de 1984); ahora ese libro lento, tranquilo, un
viaje de París a Marsella en una furgoneta, y cuyo subtítulo era Un
viaje atemporal, precisamente, se puede leer como un símbolo de esa
manera de matar (con mate) el tiempo, de hacerlo quieto, como se hizo quieto en Rayuela;
mientras la gente conversa no es necesario el sueño, hay que seguir viajando,
no se te pueden cerrar los ojos si aún has de escuchar jazz o palabras.
Claro que ese libro (como aquella
manera de conversar de Puig, o de Manuel Mújica Laínez, el autor de Bomarzo,
o de muchos de los autores que ustedes puedan imaginar y que son hoy autores de
Buenos Aires) es también un grito contra la inminencia del fin del tiempo;
Cortázar estaba persuadido de que su mujer iba a morir, le estaba regalando
tiempo y palabras, que era lo que a él le apasionaba y le sobraba; me decía
Juan Bedoian, el director de Ñ, la revista cultural de Clarín,
que cuando Cortázar le concedió aquella última entrevista de la que hablamos en
la crónica de ayer, era diciembre de 1983, más de un año después de aquel
viaje, y Cortázar se pidió un whisky y luego otro y luego otro y también se
pidió un puro y luego y luego otro, como si estuviera tapiando el tiempo, como
si quisiera hacer del día una noche y por tanto un viaje extraordinario,
permanente, eterno…
sono anni che voglio comperare qualcosa di Cortazar...l'ultima volta è andata a finire così: che ho trovato due libri di Galeano. Avendo due libri di Galeano da leggere, prima li leggo e poi cerco Cortazar
RispondiElimina:-)
meno male che ci sei tu che mi fai ritornare sui miei passi!
ma forse è Cortazar che non vuole farsi trovare da me
Cortázar ti stupirà, e poi ti chiederai, ma perché non l'ho fatto prima?:)
RispondiEliminaCortazar lo conosco, ma non ho mai comperato un suo libro...
RispondiElimina:-)
non è mai troppo tardi, diceva il maestro Manzi:)
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