venerdì 7 agosto 2015

Storia abbreviata della letteratura portatile - Enrique Vila-Matas

un libro di una società segreta, alla quale appartengono le migliori menti di quella generazione, nel primo quarto di secolo del '900.
libri, ricerche, amori, arte, cospirazioni, bellezza, follia, misteri, viaggi, incontri, coincidenze, fughe, e mille altre cose, e tutto a un ritmo vertiginoso.
il vero, il verosimile e il non vero si fondono a meraviglia.
astenersi quelli che leggono solo storie di vita vissuta, non è per loro, ma per tutti gli altri sì.
se uno vuol sapere a che tipo di libri o a quali autori si assomiglia, la risposta è: a quelli di Enrique Vila-Matas - franz








Spiegare un complotto non è facile. Figurarsi spiegarne uno che non aveva scopi, se non quello di trovare una forma all'illusione che, a ben vedere, è già una sorta di cospirazione. Avanziamo a piccoli passi e partiamo dall'inizio quando Tristan Tzara ispira, come lo descrive l'alchimista Aleister Crowley "un genere letterario che, secondo lui, è caratterizzato dal fatto di non avere un sistema da proporre, ma solo un'arte di vivere. In un certo senso, più che letteratura è vita". Ecco la pietra angolare del tempio della società shandy che tradotta e aggiornata si risolve nell'ordine del giorno che prevede per tutti i (segreti) congiurati "spirito innovatore, massima sensualità, mancanza di grandi propositi, nomadismo instancabile, forte convivenza con la figura del proprio doppio, simpatia per la negritudine, esercizio dell'arte dell'insolenza". E' un programma vasto e criptico da affrontare, con punti di criticità assoluta già nella sua conclusione ("E' bene considerare che l'insolenza, quando si manifesta, lo fa sempre in relazione agli altri, attraverso un movimento che tiene conto intensamente dell'altro") e che nel mondo in cui vige ancora una maledetta realtà appariva una chimera…

… En La historia abreviada de la literatura portátil se nos pone al corriente de la conspiración shandy, también llamada “sociedad secreta de los portátiles”. En la página 13 leemos: “Aparte de exigirse un alto grado de locura, quedaron fijados los otros dos requisitos indispensables para pertenecer a esta sociedad: junto a que la obra de uno no fuese pesada y cupiese fácilmente en un maletín, la otra condición indispensable sería la de funcionar como una máquina soltera.
Aunque no indispensables, se recomendaba también poseer ciertos rasgos que eran considerados como típicamente shandys: espíritu innovador, sexualidad extrema, ausencia de grandes propósitos, nomadismo infatigable, tensa convivencia con la figura del doble, simpatía por la negritud, cultivar el arte de la insolencia”.

La sociedad se funda en 1924 en Port Actif, ciudad africana a las orillas de río Níger, y se disolverá en 1927, en Sevilla, coincidiendo con el homenaje a Góngora y el pistoletazo de salida a una generación de poetas.
Siguiendo las peripecias de los portátiles que constituyen esta sociedad, saltaremos de Zurich, a Port Actif, a París, a Viena, a Praga, a Trieste, a Berlín, a Sevilla…

A la conspiración Shandy pertenecieron escritores, pintores, fotógrafos… desde César Vallejo a Man Ray, desde Marcel Duchamp hasta García Lorca, pasando por Berta Bocado o Rita Malú… nombres reales o inventados, al fin da lo mismo, cuando el protagonista real de esta novela, como en la mayoría de las de Vila-Matas, es la propia literatura o el arte en general, donde los autores serían simples comparsas para sostener el peso de su obra, el auténtico material narrativo…

A imagen y semejanza de un poeta o artista maldito, el shandy vive la “necesidad de soledad, junto con la amargura por la propia soledad”. Comulga con la soltería y con el sexo sin ataduras (vil máquina soltera especializada en la polimorfa cópula). Necesita concentrarse en su trabajo, aislarse, sumergirse en él. “O está uno sumergido o la atención flota lejos”, reporta el investigador que escribió el pintor Juan Gris. Es por ello que la conjura shandy, para huir de sus demonios, se instala en el Bahnhof Zoo, un submarino inmóvil ubicado en el puerto de Dinard, en Inglaterra, donde sin moverse realizan un laberíntico viaje por las profundidades del mar: historias dentro de las historias, digresiones dentro de las digresiones. Meollos tan absurdos y risibles, como la tienda de campaña que Céline instala en medio de la habitación de un hotel; o la expedición secreta al Sanatorio Internacional; o la Antología negra, el libro de mitos y leyendas apócrifas que escribió Blaise Cendras a partir de las anécdotas que les oía a los shandys, en Praga, pero que sin embargo fue recibido por la crítica francesa, en pleno 1972, como “la primera oportunidad para el gran público de conocer la literatura popular africana”; lo que recuerda que en Xalapa, califato de Sergio Pitol, aún en 2010, el presente libro de Enrique Vila-Matas sigue siendo la primera oportunidad para el gran público de conocer la popular y nunca olvidada Historia abreviada de la literatura portátil.

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