EL TIEMPO
DE LA VIDA NO SE RINDE AL TIEMPO DE LA FURIA
Las mujeres, los
hombres
estornudan y ríen también hoy.
Una canción
subleva con dulzura
las alargadas horas del colegio.
Los peluqueros
barren
y la flor del carbón brota en las fraguas.
Vendada la cabeza,
alguno silba;
otro da lentos pasos hacia el bar.
Habrá luz cuando
la noche asome.
Una alegre
sospecha va calando
a los supervivientes:
esta es la verdadera épica, la única;
la de la fina brisa que, tenaz,
va dispersando el humo.
[A partir del documental Listen to Britain (Humphrey
Jennings y Stewart McAllister, 1942)]
El verso más exacto
«Escribir entonces /
para no conceder más victorias
póstumas a Hitler»
ENRIQUE FALCON,
a partir de una cita de Emil L.
Fackenheim
El horror exhala su aliento de
canibal,
por las comisarías y los quirófanos,
insobornable, mudo.
Hay pequenos esqueletos,
hay un viejo que agoniza en cada
cuna,
hay una sombra que sangra contra un
muro.
La macabra cirugía de los aviones
trepana las ciudades, abre grietas
en la piel oxidada de la historia.
Arden mandíbulas, tose el fuego
en cada garganta negra, en carreteras
con heridas animales, plumas rotas,
huellas de vida que el calor asfalta.
Llueve la baba ácida de dios
que abreva el câncer de los
trópicos.
El horror avanza y contamina,
se abrocha a cada espalda
con su terremoto de remotos teletipos
o con su sólita corteza de silencio.
Todo símil disimula,
todo compendio es frívolo.
La estadística tañe en medio de un
glaciar:
un ser humano sufre, ahora, en este instante.
Habría que aprenderse su nombre de
memoria,
convertirlo en el verso más justo y más exacto.
De Compañero enemigo (2007)
Hambre para mañana
El pan de cada día, el pan tan
nuestro,
se amasa, crece y cuece, compañera,
en este abrazo tibio que deroga
las despóticas leyes del dolor.
Saciémonos en horas de oficina,
en sábanas de hilo y en el piso
recién desinfectado de las jaulas.
Saciémonos al raso, por los parques,
con la brisa holgazana que el domingo
comparte con los parias y los prósperos.
Saciémonos, que luego acecha el
frío,
el fango en el que lucen las libélulas
como ángeles caídos, el abismo
del sueño sin almohada, el hambre cruda.
De Compañero enemigo (2007)
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