mercoledì 24 ottobre 2012

Gli autonauti della cosmostrada ovvero un viaggio atemporale Parigi-Marsiglia - Julio Cortázar e Carol Dunlop

le cose minori di Cortázar sono capolavori, e non basteranno le parole per ringraziarlo di averci fatto leggere i suoi scritti.
questo è un libro particolare, sembra una piccola cronaca di uno strano viaggio, insieme alla moglie Carol, poi ti distrai un attimo e ti accorgi che stai leggendo cose che la maggior parte degli scrittori neanche si sognano.
se queste poche parole sono un invito a leggere tutto Cortázar, ebbene sì, lo sono - franz




Julio e Carol hanno anticipato l'elogio della lentezza, nel senso che hanno vissuto la loro esperienza non in funzione di un traguardo spazio-temporale, ma dell'esperienza imponendosi di fermarsi in tutte le aree di sosta, creando così un percorso personalizzato, originale e irripetibile. Esperienza che oggi - con mezzi e intenti diversi - fanno altri utenti dell'autostrada, quelli per esempio che ad una certa ora della notte si ritrovano all'autogrill, capovolgendo  il concetto di autostrada inteso come uno dei non-luoghi teorizzati da Marc Augé. Che luogo sia l'autostrada lo si scoprirà leggendo questo diario scritto, con un linguaggio molto particolare, quasi come un trattato scientifico ma con lo stupore delle fiabe corredato da disegni e chiarimenti utili al lettore, che non può nemmeno immaginare quali sorprese, incontri, disavventure si possono vivere su una striscia d'asfalto di ottocento chilometri…

A lo largo de Los autonautas de la cosmopista, escrito visiblemente a dos manos e ilustrado por las fotografías de Carol y los dibujos de cada parador que, más tarde, hiciera su hijo de catorce años, Cortázar y Dunlop despliegan su asombro ante el micromundo que cada rincón de la autopista representa para ellos. Asistimos como lectores a los detalles tales como su aprovisionamiento de comida, los paisajes, los cantos de los pájaros que escuchan, los camiones que se detienen en los paradores y que por momentos les hacen compañía y por momentos los molestan. Todo narrado con un gran sentido del humor y un “espíritu científico” que impone respeto.
Los autonautas de la cosmopista es también una historia de amor profunda y conmovedora, entre dos personas que se entendían gracias a las palabras pero también más allá del lenguaje escrito, y que toman por sorpresa al lector con una prosa de intensa ternura. A su vez, el libro es una despedida: Carol Dunlop murió antes de poder ordenarlo y publicarlo, y Cortázar, quien también moriría un tiempo después, tuvo que terminarlo solo. Los derechos de la venta del libro fueron cedidos al pueblo de Nicaragua…

… Esas cartas de Puig las tengo ahora al lado de las cartas de Julio Cortázar, y de un libro, Los autonautas de la cosmopista, que es en puridad el último libro que escribió (con Carol Dunlop, su joven mujer, a la que sobrevivió algún tiempo, hasta que él murió en febrero de 1984); ahora ese libro lento, tranquilo, un viaje de París a Marsella en una furgoneta, y cuyo subtítulo era Un viaje atemporal, precisamente, se puede leer como un símbolo de esa manera de matar (con mate) el tiempo, de hacerlo quieto, como se hizo quieto en Rayuela; mientras la gente conversa no es necesario el sueño, hay que seguir viajando, no se te pueden cerrar los ojos si aún has de escuchar jazz o palabras.
Claro que ese libro (como aquella manera de conversar de Puig, o de Manuel Mújica Laínez, el autor de Bomarzo, o de muchos de los autores que ustedes puedan imaginar y que son hoy autores de Buenos Aires) es también un grito contra la inminencia del fin del tiempo; Cortázar estaba persuadido de que su mujer iba a morir, le estaba regalando tiempo y palabras, que era lo que a él le apasionaba y le sobraba; me decía Juan Bedoian, el director de Ñ, la revista cultural de Clarín, que cuando Cortázar le concedió aquella última entrevista de la que hablamos en la crónica de ayer, era diciembre de 1983, más de un año después de aquel viaje, y Cortázar se pidió un whisky y luego otro y luego otro y también se pidió un puro y luego y luego otro, como si estuviera tapiando el tiempo, como si quisiera hacer del día una noche y por tanto un viaje extraordinario, permanente, eterno…

4 commenti:

  1. sono anni che voglio comperare qualcosa di Cortazar...l'ultima volta è andata a finire così: che ho trovato due libri di Galeano. Avendo due libri di Galeano da leggere, prima li leggo e poi cerco Cortazar
    :-)
    meno male che ci sei tu che mi fai ritornare sui miei passi!
    ma forse è Cortazar che non vuole farsi trovare da me

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  2. Cortázar ti stupirà, e poi ti chiederai, ma perché non l'ho fatto prima?:)

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  3. Cortazar lo conosco, ma non ho mai comperato un suo libro...
    :-)

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  4. non è mai troppo tardi, diceva il maestro Manzi:)

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