«Los cuatro grandes poetas de Chile
son tres
Alonso de Ercilla y Rubén Darío».
son tres
Alonso de Ercilla y Rubén Darío».
El inigualable Nicanor Parra resumió en este “artefacto” de tres versos
toda la controversia respecto a la literatura chilena y la zanjó con un duro
golpe de cinismo. El sarcasmo al usar a Ercilla y Darío —español y nicaragüense
respectivamente— como máximos exponentes poéticos de Chile, viene de la
importancia que las obras de estos dos hombres ejercieron en su pueblo y,
además, de la ridícula disputa originada al intentar crear un listado de cuatro
nombres cuando son cinco los grandes poetas que han nacido en Chile: Mistral,
Huidobro, Pablo de Rokha, Parra y Neruda. Obviamente todo dependía de lo
conservador que fuera el clasificador a la hora de dejar fuera a uno u otro. Lo
único claro es que Neruda, y puede que Mistral, fueran los dos únicos nombres
que se mantuvieran constantes en todas las versiones. Neruda es irrefutable, ya
lo dijo, una vez más, su “frenemy” Nicanor en su discurso de bienvenida a la
Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile: «Hay dos maneras
de refutar a Neruda: una es no leyéndolo, la otra es leyéndolo de mala fe. Yo
he practicado ambas, pero ninguna me dio resultado».
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